Si nos sentimos desilusionados, enfadados o frustrados con nuestra pareja haremos bien en comunicárselo. No vale con esperar a que el otro lo perciba o lo adivine. Hablar de lo que duele, molesta o inquieta hará que la relación sea más sincera y saludable en todo momento.
Lo hacemos más de lo que creemos. Ocultar emociones en nuestra relación de pareja puede convertirse a veces en una constante; un recurso con el que mantener un vínculo que a veces se tambalea. Callamos los enfados y las frustraciones para no molestar al otro. Silenciamos las desilusiones con el fin de no hacer daño, de no demostrar a la otra persona nuestros desencantos.
Enmascarar sentimientos, pensamientos y sensaciones es nocivo para la salud. Sin embargo, a nivel afectivo suele ser aún más lesivo porque nos supedita a quedar encapsulados en el malestar, sin higienizarlo, sin dar el paso a expresar con palabras nuestros abismos internos. El miedo a hacer daño nos priva, en ocasiones, de la oportunidad de solucionar muchos de esos problemas.
Ocultar emociones en nuestra relación de pareja
Manejar, regular y gestionar nuestras emociones es una competencia capital en cualquier ámbito de la vida, pero aún lo es más en el seno de las relaciones afectivas. Ahora bien, es cierto que no siempre podemos ser completamente sinceros en esta materia con la persona que queremos. A veces, hay pequeñas cosas que nos guardamos para nosotros mismos casi por sentido común.
Puede, por ejemplo, que nuestra pareja esté ilusionada por un viaje de trabajo al extranjero. Nosotros le demostramos esa misma felicidad porque sabemos que es algo positivo para él o ella. Sin embargo, en nuestro interior lo que sentimos es tristeza porque estaremos unos días sin su compañía. En este caso, ocultar esa emoción no tiene mayor trascendencia. Sin embargo, sí la tiene en otros casos.
No es saludable guardarnos los enfados, el dolor por sentirnos incomprendidos o infravalorados, no es bueno disimular los miedos, como tampoco es adecuado camuflar las decepciones cotidianas. Ocultar emociones en nuestra relación de pareja nos sitúa en una posición de clara desventaja. Poco a poco, acabaremos ocultando tanto de nosotros mismos que quedaremos supeditados al sufrimiento crónico y a ese camuflaje emocional tan peligroso.
Ocultar lo que sientes hará que toda relación esté abocada al fracaso
Hay un problema evidente con la estrategia recurrente de ocultar emociones: hacerlo genera malestar y ese estado emocional negativo se percibe. No importa que seamos unos maestros en el arte del camuflaje de nuestro estados internos, por lo general, nuestras parejas afectivas acaban percibiendo que sucede algo.
- Bien es cierto que tu pareja no podrá saber lo que piensas. No podrá detectar que te has enfadado porque no te llamó para avisarte de que iba a llegar tarde la noche anterior. La otra persona no puede adivinar lo que piensas, pero sí sentir tu malestar.
- Cuando ocultar emociones en nuestra relación de pareja es una constante, nuestro ánimo cambia, perdemos el ánimo y la autenticidad. Ese estado de insatisfacción interno se refleja de múltiples maneras de forma externa y el contagio emocional llega a la otra persona.
- Asimismo, se da un hecho llamativo. La persona habituada a reprimir lo que siente es además poco hábil para comunicar emocionesy expresar de manera sincera lo que le ocurre. Esa dificultad agrava aún más la situación creando desencuentros, discusiones y profundas frustraciones.
Cómo dejar de ocultar emociones en nuestra relación de pareja
Ocultar emociones en nuestra relación de pareja nos conducirá a un estado constante de insatisfacción. Es una forma de tortura psicológica y una forma de inmadurez afectiva.
Así, y aunque en ocasiones puede resultar complicado habilitarnos en esta materia, es obligado dar el paso y comprometernos en este aprendizaje que garantizará algo más que un mayor bienestar a nivel de pareja. Nos permitirá, además, sentirnos mejor con nosotros mismos.
Estas serían algunas claves:
- La percepción emocional: siente, acepta, valida. Toda emoción experimentada es válida y merece tu atención. En una relación de pareja no todo lo que sentimos va a tener valencia positiva. La decepción, la ira, el enfado, el miedo o la frustración también tienen cabida. Debes aprender a dejarles espacio, darles nombre y validarlas.
- La honestidad emocional: si te duele es importante. Antes de ser honesto con tu pareja, debes serlo contigo mismo. Si algo te genera sufrimiento, turbación, enfado o malestar, lo último que debes hacer es dejarlo pasar o reprimir esas emociones. Todo lo que duele merece tu atención.
- Sinceridad emocional. Lo de callar para no hacer daño al otro, guardándonos con ello nuestro dolor, no es válido en una relación de pareja. La sinceridad no es dañina en gran parte de los casos, es higiénica y hasta necesaria. No obstante, eso sí, hay que saber expresar lo que sentimos de manera asertiva, empática, hábil y respetuosa.
Hablar de lo que duele y molesta en el día a día, por pequeño que sea, nos permite conocernos mejor. Gracias a ello, activamos estrategias para llegar a acuerdos, solucionar problemas y nutrir con ello nuestra relación de pareja. Dejar de ocultar emociones en nuestra relación de pareja es un acto de honestidad que nos beneficia cada día al practicarlo.
Fuente: La mente es Maravillosa